viernes, 28 de diciembre de 2012

Juegos de Garabato...


03/04/2012

Soy un simple garabato
pegadito a la pared,
pero me pintaron con carboncillo de amor.

A veces,
cuando la oscuridad
reina en tu habitación,
me despego y vuelo hasta tus sábanas
donde duermes plácida
el descanso merecido
que todas las almas buenas,
como tú,
se merecen.

Y es allí,
bajo tus sábanas, digo,
que vuelo a través de los perfumes
a tierra brava que destilan tus poros.

Soplo a tu pelo y juego entre ellos
como si fueran tentáculos
de monstruo marino…
y siempre ganas tú.
Siempre me enredo,
sucumbo y muero
a la suavidad de tus cabellos.
y eso, me gusta.

Descubrí otros juegos,
y es tirarme por tu hombro
y resbalar hasta tu cuello,
que he notado que te agrada
porque, en sueños,
cada vez que lo hago,
sonríes y te acaricias
suavemente por la zona
que resbalo.

¿Y en tus pechos?

Ay tus pechos.
 Es ahí donde juego
a correr por desfiladeros
de pasión y donde subo y bajo
por montes y llanos.

Cuando bajo por tu vientre,
lo hago en un trineo
diciendo… ¡Yuhuuuuuu!
¿Sabes? Un día, casi te despierto.

Y entre los pliegues de tu sexo,
me pierdo en laberinto de amores,
entre suspiros y ayes,
entre ti y el cielo.

Un día quedé atrapado
en una de tus ingles.
Jugaba al escondite
entre tus labios, resbalé,
caí y…
te giraste y me atrapaste.
No podía salir
y casi perdí la respiración.
Menos mal que pronto,
volviste a girarte
y pude liberarme.

Pero lo que más me gusta,
es correr
por tus bellas y largas piernas,
llegar hasta tus deditos,
a cada uno de ellos darle mordisquitos,
y por último,
hacerte cosquillas en la planta del pie,
y oírte mover y sonreír
de las cosquillas que te hago.

Pero todo lo bellos y bonito
tiene su final.
Por entre las rendijas de la ventana,
Cada mañana entra un sol impertinente y curioso.
Viene a verme cómo son mis juegos contigo
y yo le digo:
“¡corre, vete de aquí,
que no me dejas que juegue!”
Pero es inútil.
cuando viene, viene
y no se marcha.
Así que, harto de divertirme
pero con ganas de más,
y sin más remedio que me queda,
vuelvo a mi pared esperando al día siguiente.

Y es que,
soy un simple garabato
pegadito a tu pared,
pero me pintaste, amor,
con  aquel carboncillo
que guardabas en el cajón.

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